Japón está de moda. Además de haberse llevado los deseados Juegos Olímpicos de 2020 todo lo nipón atrae a los occidentales. Su espiritualidad, su comida, su forma de ser, su manera de vestir. Todo nos resulta curioso y muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver. En cuanto a la decoración han sabido hacerlo tan bien que muchos son quienes optan por darle un toque oriental a sus hogares.
En Japón se ha sabido responder a los problemas de espacio, desde tiempos inmemoriales, sin renunciar a la estética y el buen gusto y, aunque hoy en día es complicado encontrar una vivienda tradicional japonesa en su concepción más pura, la casa nipona ha tenido gran influencia en la distribución de espacios y las tendencias decorativas de occidente. La búsqueda de la relajación y la austeridad oriental resulta muy apreciada en una sociedad tan estresante como la nuestra.
Los materiales más utilizados por los japoneses a la hora de decorar son la madera para los muebles y el algodón y la seda para los textiles. Además, poseen materiales propios y muy poco utilizados en el resto del mundo como la paja de arroz, que normalmente utilizan para los tatamis, o el papel, también del mismo cereal, que suelen emplear en la fabricación de lámparas, biombos y puertas correderas.
Pero, si hay algo proveniente de la cultura nipona que parece haberse hecho ya un hueco en las viviendas europeas, son los paneles japoneses. Además de ser utilizados como cortinas para filtrar la luz, ya se usa, en multitud de hogares, como puertas o como elemento decorativo que divide ambientes. Las posibilidades son infinitas. Los paneles pueden ser de un color liso o estampado y de diferentes materiales. Además, pueden tener impresas fotografías, una alternativa muy original para darle un toque único a nuestro hogar. Así, crear un entorno agradable y con personalidad propia es muy sencillo.
Además, si queremos conseguir un ambiente 100% japonés, debemos tener en cuenta una serie de características. Los colores de las paredes deben ser claros y neutros, para lo que los blancos y cremas serán perfectos. Los muebles, además, deben estar en un lado de la habitación, dejando el resto del espacio de la estancia completamente libre. El minimalismo es la clave.
Es imprescindible, también, introducir en la decoración algún elemento natural, como el bambú, tan sencillo como colocar un par de palos con piedras blancas en un jarrón de cristal en cualquier rincón de la casa. Los muebles, además, deben ser oscuros y bajos, así contrastarán con la pintura clara manteniendo la neutralidad de la habitación. Por último, incluye en la decoración elementos típicos japoneses: fuentes de agua, jardines zen en miniatura, budas…
